Todo el que se ha enfrentado al pie de atleta sabe que hay algo en los pies que les encanta a los hongos. Ahora, los científicos cuentan con el primer “mapa” detallado de los grupos de hongos que viven en la piel, y los pies son el vecindario más popular.
No es un secreto que el cuerpo humano está lleno de organismos microscópicos, como las bacterias, los virus y los hongos, tanto por fuera como por dentro. Y se trata sobre todo de una relación amistosa que ayuda al organismo a funcionar bien y a evitar la enfermedad, incluso las infecciones con microbios nocivos.
De hecho, “estamos aquí gracias a esas relaciones”, aseguró el Dr. David Relman, profesor de microbiología e inmunología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California. Relman no participó en el estudio.
Los microbios “evolucionaron con nosotros” y forman parte de los humanos, señaló Relman, quien también es presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (Infectious Diseases Society of America). Pero hasta ahora, se sabía relativamente poco sobre las “comunidades” de hongos que se hallan en la piel de las personas. Los científicos tienen mucha más información sobre los residentes bacterianos, que son mucho más fáciles de estudiar.
El nuevo estudio, que aparece en la edición en línea del 22 de mayo de la revista Nature, aprovechó la tecnología de secuenciación del ADN para analizar los hongos de la piel de diez voluntarios sanos.
El resultado es una “evaluación mucho más amplia y profunda de la diversidad de los hongos que la que teníamos antes”, aseguró Relman.
Y resulta que las comunidades más diversas de hongos se hallan en la planta del pie debajo del talón, rodeando a las uñas y en la membrana entre los dedos.
Por un lado, esto no es sorprendente, dado que los pies son un lugar común para las infecciones con hongos, señaló la investigadora Julie Segre, investigadora principal del Instituto Nacional de Investigación sobre el Genoma Humano de EE. UU.
Esas infecciones incluyen hongos de las uñas y el pie de atleta. Pero hay muchas otras infecciones con hongos, entre ellas la tiña inguinal, la candidiasis, la tiña (que puede afectar cualquier área del cuerpo) y la caspa (que puede ser provocada por un crecimiento excesivo de un hongo parecido a la levadura que vive en el cuero cabelludo).
No está claro por qué los pies son especiales, mencionó Segre. “Es probable que tenga que ver con la temperatura y la exposición de los pies”, explicó. “Los pies son inusuales”, anotó Relman. Esto se debe a que, aparte de las manos, los pies tienen el mayor contacto con el mundo exterior. Pero cuando no están tocando el medioambiente, están envueltos en los calcetines y los zapatos.
“Están encerrados en un espacio apretado conocido como zapato”, dijo Relman. “Y ahí dentro está caliente y húmedo, condiciones que encantan a los hongos”.Planteó que sería interesante estudiar otras culturas donde las personas mantienen los pies libres de zapatos encerrados, para ver si hay alguna diferencia en la diversidad de los hongos.
¿Y qué significa esta diversidad comunitaria? No está claro.
Un voluntario del estudio tenía unos pies con un rango particularmente amplio de tipos de hongos. Y esa persona había sido tratada por una infección en las uñas de los pies siete meses antes del estudio, con un régimen de antifúngicos que duró dos meses.
Los investigadores no saben si ese voluntario primero tuvo una amplia variedad de hongos residentes, lo cual de alguna forma llevó a la infección en las uñas. Si es así, sería lo contrario de lo que se observa en las bacterias, anotó Relman.
“A partir de otros estudios, sabemos que una diversidad baja [en las bacterias] parece ser un factor de riesgo de las infecciones”, señaló. Otra posibilidad, según Relman, es que usar los antifúngicos preparó el terreno para una variedad más amplia de hongos. Dijo que estudios futuros deben observar si el abuso de los antifúngicos, sobre todo los tópicos que están disponibles sin receta, plantea un problema para la conformación normal de hongos en la piel.
Ya se sabe que el uso inadecuado de antibióticos, que matan a las bacterias, puede crear problemas con la resistencia.
Segre dijo que se necesitan estudios a largo plazo que sigan a las mismas personas en el tiempo. De esa forma, los investigadores pueden ver si una mayor diversidad de hongos precede a las infecciones, o viceversa.
Las infecciones con hongos son muy comunes. Alrededor del 20 por ciento de la población sufre de infecciones de las uñas de los pies, según la Sociedad Americana Ortopédica del Pie y del Tobillo (American Orthopaedic Foot and Ankle Society). Y con frecuencia, esas infecciones resultan difíciles de tratar. También tienden a recurrir.
Relman apuntó que investigaciones como esta podrían ayudar a descubrir los motivos de que algunas personas sean vulnerables a las infecciones recurrentes con hongos, y otras no. Y con algo de suerte, comprender eso llevará a unos mejores tratamientos, aseguró Segre.
En general, conocer las comunidades microbianas que viven en y dentro de los humanos solo puede ser algo bueno, según Relman. “Esas comunidades no son aleatorias”, enfatizó. Al igual que los humanos, los microbios forman grupos que se ayudan a sobrevivir mutuamente. Y las variadas comunidades bacterianas y de hongos en el cuerpo humano en realidad se comunican entre sí, y con las células humanas.
“Aprenden a vivir juntas”, dijo Relman. “Y eso depende de la conversación”.
Si la idea de existir en unión con unos microbios parlanchines es algo inquietante, Relman enfatizó que, mayormente, se trata de un trato beneficioso. La salud solo sufre cuando el sistema se daña.